La libertad era esto
Isabel Pérez Montalbán
Se destruye Bagdad y su recuerdo
de antiguo paraíso con palacios
de las mil y una noches. Todo es cobre
ardiendo y elevándose en lo oscuro.
Poco antes los maestros anunciaban
el probable último día de escuela;
se iniciaba la huida y el espanto,
la vida sedentaria de los sótanos,
las lágrimas anfibias bajo el Tigris,
la clandestinidad sin juego de los niños.
La libertad es esto, dice Washington,
en el nombre de Dios y del petróleo.
Pero hay que calcular exactamente
el precio de la sangre y su rebaja,
porque el crimen viaja en automóvil
o amenaza los cielos con delfines.
Conocer la factura y su desglose
es trabajo sin tregua de contables,
porque sordas las deudas se acumulan
y siempre hay que pagar la plusvalía.