DIARIO DEL MIDÍ

Capitán de las Dunas

 

FOIX

 

De la más alta ventana del castillo de Foix llega la trova. La vihuela y el salterio hacen contrapunto en el aire con las mariposas de sus alas.

La Fin´Amor pone olor a lavanda en las palabras que se cuitan en el jardín de los donceles y las damas. En el vértice del pueblo la torre de piedra se hace de nube y seda, templo de la poesía que en lengua de Oc ama y canta.

Por las almenas pasea doña Esclarmonda lleno de gracia y finura su fantasma, como el ruiseñor en la noche del viejo tiempo dice belleza entre las ramas. Doña Esclarmonda de Foix, princesa protectora de todo lo amable y lo bueno, madre y señora del espíritu de Occitania.

Fotografía: Serge Cocó

 

LEJANÍA

Perspectiva desde Rennes-Le-Chateau.

 

La lejanía es una ventana por la que entra la luz con el viento, el cielo con la luz, las nubes como un largo velo. Están en alto lejanía, cielo, luz, nubes, y total el viento.

Miramos conmovidos dónde cuelgan. Es pasando los prados y los bosques, los diminutos rebaños de ovejas, los caminos caligráficos escribiendo pueblos.

Hay una larga casa al final de todo. En ella habita la distancia. En ella vive todo lo que no conocemos. Es parte del paisaje. Es el enigma de todo paisaje. La ventana que se asoma fuera de él. Por ella nos observa la lejanía, señorial y amplia, y no sabemos si el mundo está allí o aquí, si somos nosotros lo que está próximo o lo que está lejos.

Fotografía: Serge Cocó

 

TORRE  MAGDALA

Rennes-le-Chateau.

 

Acaso, deba la piedad aislarse de toda imagen, de toda religión, de todo rito. El perfecto diácono quizá no sea el que da a sus fieles los buenos días en la misa dominical de doce. Lo sea quien los observa desde una atalaya en la esquina del pueblo, un apartado de las casas y los establos, de las insípidas vidas de los aldeanos sin misterio.

En Torre de Magdala el altar cuelga sobre el vacío, como toda creencia. En su retablo están esculpidas las diminutas cumbres lontanas de la cordillera pirenaica, por sus ventanales entra el campo y el cielo del Languedoc remoto.

Misa para el pastor que cuida del rebaño de la Belleza, que recita los libros sagrados de los poetas y los visionarios. Solo está Don Berenguer en su iglesia de su Dios y su feligresía de ensueños. Bendice la distancia de la tarde que ya se desvanece oscura, ama lo único que se puede amar: lo eterno y lo salvaje. La obra pura sin insectos ni palabras.

Ite Misa est. En paz se va el Sol y el día y el abate.

Fotografía: Serge Cocó

 

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