Selección de poemas de "Sol de polvo"
de
M. Negro
Alas de olas
El niño del mar, el dueño del silencio.
Escuchando. El vuelo con alas de olas.
Simulacro sempiterno: pasando sin pasar.
La risa amorosa
Soy el niño del signo y amo su boca de broma,
su piel de payasa. Vestidos de negro, leves somos,
felices fantasmas sentados en la terraza, la palabra
nos inventa, nos capta con su voz casi cantando.
En nuestro juego blanco miramos hacia el sol
pero pensamos en agua. Quiero beber infinitamente
de sus ojos color café. Son espejos donde siempre
refleja lo otro del mismo: apertura de diferencia,
cuchilla de luz.
Hiero mi cuerpo con su cuerpo.
Daño dulce filtrando por dentro.
Corre la sangre como invención.
No sabemos adónde. Ahora por cierto
ya hacemos pasos inesperados sobre la plaza,
bajo los plátanos bailamos invisibles en las sombras
y en la primera esquina desapareceremos
de pronto en una risa tonta de amor.
La danza
De sol en sol,
de polvo en polvo
trazamos huellas,
besamos rosas.
Con mis dedos cínicos
toco tu cuerpo
en la oscuridad,
amor.
La música resuena con suave claridad en la sala lejana.
Perpetuo el perro pensante paladeando la negrura radiante
y con la boca azul de tu piel paciente me invitas a bailar.
La despedida
¿No has olvidado
el río Lete, amor?
Pues, bien;
recuerdos:
Hasta el sol negro.
Hasta la próxima vez.
El brillo
La levedad
de los ojos.
Oscuras joyas
de la reflexión.
La risa suave
casi una palabra.
Cabecita Negra.
Limpia pregunta.
¿Hay cuerpo más gracioso
que el aletazo divino
del alma amorosa?
Toda la tensión
brota en la boca
del silencio solar.
La paz y la lucha
del fuego asombroso
aquí están apareadas
apuntando al blanco
dentro del color rojo.
La dirección donde
se quema y se queda.
La flecha la llama.
El calor del corazón.
Los dos lados de la luz
Está escuchando aquí
detrás de la puerta escarlata
una manada de animales.
Algunos con los oídos
pegados a las grietas
en la madera vieja
buscan el son
del otro lado.
Otros admiran cuán profundo
es el silencio de la oscuridad
dentro de su propio mundo.
Con sus buenas narices revuelven
y manipulan la sustancia de la luz
que está fermentando con violencia
reservada en la capa de la tierra
y aspiran la libertad que es nada.
Carta al maestro del alma
Querido Crisipo:
felicidades señor,
con la Semilla Lógica,
con el Fuego Técnico,
con la Tensión Simpática,
con el Gran Año.
Y gracias por su muy amable invitación.
¿Cuántos cumpleaños
ya han pasado
sin percibir nada?
¿Cuántos cosmos
caben en la capilla
ardiente del alma?
Sabemos perfectamente que no hay respuesta,
que no hay nido sin nudo, ni horno sin honor.
La fiesta del círculo solar
se celebra sin número alguno.
Pero fracasando perduramos
para siempre en el ritmo
y el metro de la música.
Sin remedio se convierte
el carbón de las cosas en ceniza
hasta que el ave Fénix cante
y vuele de nuevo.
Al fin sin fin
la creación comienza.