PRESENTACIÓN

Conocí al magnífico escritor malagueño Rafael Pérez Estrada en un Congreso (sic) de Poetas que se celebró en el año 1983 frente al mar de Rota. No recuerdo si fue allí o más tarde cuando me contó cuál había sido el origen del cuento que hoy, gracias a la generosidad de su familia y del poeta José Ángel Cilleruelo, puedo publicar en este tercer número del Fantasma. Me decía Rafael que las amigas de su madre le insistían en que escribiera algo que ellas pudieran entender. Quien haya leído los otros relatos incluidos en "La bañera" (LosLibrosDeLa Frontera. Barcelona, 1974) o en "Fetario de Homínidos Celestes" (Ediciones Ateneo de Málaga. Málaga, 1975) o sus poemas publicados las más de las veces en plaquettes deliciosas, como "Loggia" por ejemplo, podrá tal vez intuir por qué aquellos textos de sabor surrealista y atmósfera densa, asfixiante, compleja y alquitarada sintaxis y variadísimas referencias culturales, todo ello al servicio de la creación de un universo poético de inequiparable originalidad y hermosura, se les hacían tan cuesta arriba a las señoras. Así que Rafael, además de creador genial una de las mejores y más simpáticas personas que he conocido, hizo, pensando en ellas (o así me lo dijo a mí) estas "Revelaciones de la Madre Margarita Amable del Divino Niño del Sí" que tengo la gran alegría de publicar en mi revista y de recomendar vivamente al lector. La ternura se da la mano con un finísimo humor en esta historia que se editó por primera vez en Málaga, en 1970, en una limitadísima tirada de treinta ejemplares, y bajo el título "Revelaciones de la Madre Margarita Amable del Divino Niño del Sí que, para damas delicadamente melancólicas, edita Rafael Pérez Estrada". Después sería recogida en el antes citado volumen "La bañera". 

Incluye también esta entrega dos poemas de Rafael Gómez Rivera, autor del libro "El tercer horizonte" (Editorial Dendrónoma. Sevilla, 1981) y ganador del Premio Internacional de Poesía Mística "Fernando Rielo". Son dos brillantes y líricas reflexiones sobre la muerte escritas por otro de los poetas injustamente ignorados por nuestra prepotente cultura oficial. Pero no hay que extrañarse. La historia literaria está llena de casos así. Don Ramón de Valle Inclán, por ejemplo, tenía que difundir su obra en ediciones de autor, pagadas de su bolsillo, mientras que Echegaray triunfaba con su teatro. Más ejemplos: Juan Ramón Jiménez, otro campeón de las publicaciones autofinanciadas o Gustavo Adolfo Bécquer, que sólo llegó a ver un poema suyo publicado en vida a la vez que tanto escritorzuelo mediocre a su alrededor libaba los laureles de la gloria.

Para los, desgraciadamente escasos, adeptos a Juan Eduardo Cirlot, tengo en esta ocasión un artículo de Antonio Rivero Taravillo, escritor y especialista en literatura anglosajona. Se llama "Lo céltico en Cirlot. Un viaje a las fuentes galesas e irlandesas del Ciclo Bronwyn". Descubrirá a muchos algunas claves de la creación de nuestro admirado poeta y simbólogo.

Unas humorísticas consideraciones acerca del escritor enfermo de Daniel Lebrato, un misterioso cuento medieval de Milagros Román, una nota sobre mi estancia en "Printemps des poètes" en París, unos poemas de Antonio Redondo Andújar, un artículo sobre la creación de haikus en la escuela con sabrosa antología de estas composiciones hechas por alumnos de ESO, una doble versión actual del tema "beatus ille" de Juan Villa, tres sonetos anónimos del siglo XVII y un cuentecillo mío sobre unos malvados cazadores que encuentran justo y terrible castigo, completan este número tres que he querido corto porque "el mucho estirar hace quebrar" y que espero que guste y no moleste.

 

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