Mire usted, cómo el pueblo se levanta
en pie de paz frente al tambor de guerra
mientras usted las esperanzas cierra
y el sentido común airado espanta.
Mire usted esos ojos de asustado
del niño al que la bomba ya señala
mientras usted al paddle se regala
y se frota las manos encantado.
Se cree ya el vigía de Occidente
sentado a la derecha de Bush hijo,
pensando en el botín y en los honores.
Oiga usted el clamor de tanta gente
y no se crea lo que el yanki dijo
porque Roma no paga a los traidores.
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