ATMÓSFERA DE PASIÓN

José Luis García Herrera

 

 

 

Eres todas las hembras que me excitan...

Juan Pablo Zapater

 

 

La noche trepa por el interior de tus muslos. Trepa

por la húmeda línea de tu carne

y me alcanza nombrándote muy cerca. Pronuncio

el chaparrón de tu piel secreta y recorrida

con las yemas devotas de mis dedos montaraces.

Enmarañas mi cabello humedecido

y sonríes con aprendida picardía, orgullosa

de reinar en esta escena de arena movediza,

de responder a la presión de mis ansiosos labios

con la ardiente dureza de tus labios sedientos.

Riges el clamor de mi voz a borbotones, mesuras

esta densidad de sales, sudores y jadeos;

el ritmo de esta danza tribal sin tregua

y el roce descalzo de los vientres embriagados.

Sé que no habrá más horizonte que tu espalda

y la línea curva de los glúteos, que todo perfume

vendrá de la flor que me ofreces, del alcohol

que bebo de tu boca con la fiebre del deseo.

Despacio, con la madrugada todavía muy lejos,

rodeas mi cuello con tus brazos y deslizas

tus senos por mi pecho; manzanas de oro

que en mis manos maduran su sabor de leyenda.

Con el aceite sureño de tu piel aderezas

el retorno al mosto salvaje de las sábanas, la entrega

que jamás se forja en la costumbre, el rito

de ir apartando –una a una- las prendas abolidas,

el pacto de amantes secretos que nada ocultan

porque amar es vivir sin que nada más importe.

La carne arde en las llamas de los cuartos oscuros

obedeciendo una ley terrena y nocticida

que los labios cumplen sin esfuerzo. Sabré

ajustarme a las estrechas paredes de tu sexo

recitando el abandono de tus párpados cerrados

y navegando por las aguas mestizas de la gloria.

 

 

 

SUMARIO