de

Hado Navarro

hadonavarro@yahoo.com.ar

 

 

EL REPICAR AMNIÓTICO

Las piedras no, las sombras preciosas

a cada instante le relampagueaban que yo

siempre me había despedido de todo

sin nunca haber tenido de qué despedirme.

Me decreto.

Del interior del veneno de plastilina

salía una música diminuta

que sólo sonaba en mi pensamiento.

Nací para no haber nacido.

Desde el fin del mundo me socorro,

uso mi orientación de ave migratoria

para poder llegar al otro extremo

y encontrar un caramelo impalpable

que justifique

mi dolor anterior a mi existir,

este dolor que también me trajo a la vida.

Yo no tengo,

sólo mi condena tiene edad:

Siempre seré

un niño asesinando a otro niño

por el amor que se tienen.

 

SOY EN VANO

Poseído por mi mismo

sólo construyo páginas en blanco

para que mi muerte permanezca velándome

desde lejos,

desde un origami con la forma de la noche.

Únicamente me corresponde el nombre

de otra cosa que no existe.

 

FRUTO DE BONSAI DEL CONOCIMIENTO

Añares constantemente inacabándome

en un pueblo fantasma de juguete

donde pierdo hasta la vocación de ser dañado

por un bonsái otoñal en el que tallé

mi nombre como una exclamación vacía.

Nunca me fui innato.

Allí donde

todas las noches se cierran mutuamente

puse sobre mí una maldición

con cada cosa del mundo.

Pude velarme a escondidas,

pude escapar de la lejanía,

me debo heredar de los nombres

que perdí para siempre.

 

 

Volver al Sumario

Volver al Distribuidor

Volver a Inicio