Emilio Morales Prado

 

 

I

Me entrometo en un tiempo distinto, de otra clase:

infinitos presentes a un lado y a otro lado.

En un tiempo interior, un tiempo sosegado,

un tiempo sin minutos, sin horas ni amenazas,

sin plazos ni desastres, sin decepción ni espera,

¿Cómo saberlo? Atiendo, incito el despertar,

busco por los instantes, desespero, sumerjo

la inédita conciencia en sonido, y despierto.

Luego en luz y despierto, despierto nuevamente.

Y finalmente en nada.

 

II

Vienen a mi memoria noches de luz templada

que se filtra en silencio y matiza las calles

noches cuya alegría, atravesando el tiempo,

es un regalo tenue. Yo nunca supe nada

de esas luces que llenan el alma de nostalgia.

Recuerdos de un pasado que jamás he vivido

roban mis sentimientos, subrayan mi alegría,

se configuran como si fueran yo, no siéndolo.

Me envuelven en silencio.

 

III

Jugando simplemente con ideas vacías,

cristalizando en pura sensación la conciencia,

espero de ese modo lo que no tiene espera

porque lo que vislumbro no llega con el tiempo.

Me acecho y desespero de todas las promesas,

con todos los proyectos hago un espeso olvido:

afirmo ser ahora como un intento vano,

rememoro la urdimbre de infinitos recuerdos.

Me acecho y desespero.

 

IV

Y así, lo que no espero a veces nosucede;

nosuceder es algo provisorio y temible,

nosuceder me emplaza a la espera infinita,

me borra los caminos, me hace impreciso y débil,

invierte mis recuerdo, tergiversa mi vida,

carga los pensamientos, los vuelve inconcebibles.

Contra la noesperanza de lo que nosucede,

y ante el legado oscuro de ser sin ser del todo,

me debato e irrumpo en todos los pasados,

busco huellas amables de aquellos que un día fueron.

Araño en los recuerdos.

 

V

Ha llegado el momento, siempre llega el momento.

La ocasión que el reloj compone o descompone

-fecha y hora- extrañando por siempre su sentido.

Siempre llega y de modo preciso se perpetra

el ajeno mensaje de cualquier día: siempre.

Siempre. Siempre es ahora que ahora se consuma.

Y no hay más, sólo el tiempo como una nebulosa,

me resume en nostalgia lo que pudo haber sido.

Mi vida o los recuerdos.

 

 

 

 

 

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