LUZ NUEVA PARA LA PAZ

 

José Luis García Herrera

 

 

                                              

Es posible la paz

si hoy dejamos, por fin,

de trabajar noche y día

por la guerra.

Federico Mayor Zaragoza

 

 

Será la última noche y el primer día

cuando un soldado entregue la hoz oscura

que siega las vidas; cuando una voz rota

ordene desandar los caminos teñidos de sangre

y reconstruir los muros de las ciudades derruidas;

cuando una niña -no importa en qué país o qué plaza-

abra sus manos y deje libre un vuelo de paloma.

 

La paz no será un sueño arrojado al fuego de la ira

cuando todas la manos empuñen la misma bandera;

cuando la mirada hostil sea un mal recuerdo

perdido en el baúl de la tristeza; cuando un mismo idioma

aflore por las palabras azules del mar y el viento

borre las huellas del humo sobre ríos de inocencia.

 

Será el último día para los jinetes negros de la guerra

cuando los campos estén sembrados de amapolas

y las campanas repiquen con el sabor de la fiesta;

cuando un hombre se abrace a otro sin que medien

los matices de la raza; cuando se derriben de golpe

los toneles de vinagre donde se macera el odio.

 

No será tarde cuando el niño herido, en muletas,

sonría mientras juega en el patio de la escuela;

cuando todo hombre y mujer tenga un lugar en la tierra

donde crezcan vigorosas las raíces de sus sueños;

un lugar donde asentar los cimientos del amor

y un hogar donde reinen los cantos de victoria.

 

Será la luz de un nuevo día la que ilumine los rostros

de los soldados que regresan a casa; un nuevo día

que no llegará con el corazón barrido por las lágrimas;

una luz nueva sin restos de sangre entre sus alas

ni silencios robados al alma de los desaparecidos.

Será luz nueva

la que nos ilumine en nombre de la paz.

 

 

                                              

Volver al Sumario

Volver a Inicio

Volver al Distribuidor